El amante técnicamente eficiente

Las relaciones erótico-sexuales son experiencias que nos sirven para el crecimiento, enriquecimiento y contribuyen a nuestro bienestar que, a su vez, dependerá de cómo se experimenten y vivan estas relaciones, pues sino también nos reflejan el rostro de la infelicidad sexual a través de la insatisfacción.

La bibliografía sobre las diversas formas de tener relaciones sexuales nos muestran un gran número de manuales que los varones toman y leen con la promesa de aprender a ser buenos amantes, se busca alimentar el cerebro, ampliar el conocimiento sobre el tema para evitar ser señalados como poco eficientes o de vivir con alguna disfunción sexual.

La ignorancia y el exceso de información parcializada van dándoles vida a los “monstruos marinos” que emergen del interior del varón y le sabotean su vida sexual y de pareja.

¿Qué se le pide al amante técnicamente eficiente?

Se le pide que tenga experiencia (quién sabe de donde, pero que tenga), que

sea tierno, que sepa acariciar y besar en el momento justo y en la zona exacta (aunque

ignore cuál es el momento justo y la zona exacta) y que, aunque la penetración no es lo

más importante, que si tenga erección, que sienta placer y que dé placer, que tenga un

orgasmo y que antes produzca como mínimo un orgasmo a su pareja (pues mientras más

mejor) que no sólo tenga un orgasmo sino que también no eyacule pues pierde energía

(aunque no sepa para qué va a utilizar esa energía, pero como lo vio en la TV mejor se lo

propone) y después de llevar a cabo estas instrucciones al pie de la letra, ¡¡¡que se deje

fluir y que no piense en nada!!! Pero ¿y cómo? Ante tal tecnología de lo imposible el varón

entra con una ansiedad que su cuerpo secretará adrenalina y noradrenalina que

trastocaran su respuesta excitatoria e inevitablemente, por su exigencia, su respuesta al

deseo.


La nueva pareja que buscan no sólo es la que sueñan sino la que desean y también la que temen, pues se viven con una demanda que fusiona el rol tradicional y el actual donde se espera comunicación, empatía, participación, imaginación en el desarrollo erótico.

El nuevo papel de la mujer donde desarrollan confianza y seguridad producen al varón reacciones encontradas y/o catastróficas ya no son las jóvenes que esperan pasivamente y que son inexpertas, ahora es la mujer que hace valer su voz y que se ha empoderado, el varón se defiende con excusas y emergen sus monstruos marinos que le fortalecen sus dudas e inseguridades.

Las relaciones erótico sexuales ya dejan de ser unidireccionales, ya no es suficiente la satisfacción de una persona de la pareja, ahora la propia satisfacción incluye la de la pareja.

La desinformación femenina deja de estar del lado del varón, ahora la mujer que desea compartirse incita, excita, seduce y desea reciprocidad a través del placer y del orgasmo.

Cada vez las mujeres dejan de creer en los mitos y el varón que vive una situación de discontrol eyaculatorio no puede ya culpar a la mujer de insensible o lenta para alcanzar el orgasmo, pues su disfunción sexual queda al descubierto, es afortunado cuando el varón se da la tarea de buscar alternativas para resolver esta situación y realizar un trabajo de crecimiento erótico y sino, está condenado a la critica infundada sobre la mujer o buscará un grupo donde se proponga todavía a una mujer con un papel pasivo, a un grupo que le prometa que volverá a ser el rey, a un grupo que le reflejará su incapacidad para relacionarse y para aceptar vivir una vida placentera, un grupo donde le muestren que el mejor orgasmo de todos es el que no necesita de nadie, que es un orgasmo tan cósmico que no se requiere de cuerpo alguno. Entonces, estos varones buscarán a través de su misoginia elevarse a lo celestial saltándose el inevitable paso de la mortalidad, de una finitud y de una experiencia de la vida cotidiana, invadidos y devorados por sus propios monstruos marinos, otros se desensibilizarán y se convertirán en amantes técnicamente eficientes que darán placer aunque no sientan, que estarán tan preocupados por dar que se incomodará con el recibir o ni siquiera contemplarán que pueden pedir, no se sentirán merecedores de un poco de afecto y de gratificación, pues desarrollan sus relaciones con una pasión que raya en el aburrimiento.

Por lo que toda persona que se quiera apropiar de su vida erótica, tendrá que aceptar que la sexualidad no es sólo ese conjunto de saberes reunidos en los libros sino que es un estado del ser que refleja la diversidad a través de un YO caleidoscópico que muestra nuevos aromas, visiones y sensaciones en la experiencia de la vida cotidiana, por lo que aprender sobre sexualidad facilitará conocer los mapas por donde iniciar el viaje y experimentarlo desde la confianza, honestidad y el placer.

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